"Llamadas por Dios, a ejemplo de María, las monjas permanezcan sentadas a los pies de Jesús y escuchen sus palabras" (Const. Fund. III)
(Const. Fund. IV)
"Imitadoras de Santo Domingo, como él lo fue de Cristo, perpetúen su "fervor de espíritu y oración"; pues celebraba con mucha devoción todo el Oficio Divino", "era constante en la oración"; nadie era más asiduo en las vigilias nocturnas y en todos los modos de oración"; frecuentemente, "cerrada la puerta oraba al padre". No olviden su exclamación frecuente: "Señor, ¿qué será de los pecadores?"
(Constituciones 74)
(Constituciones 74)
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